En una ciudad con cuatro millones de habitantes, a veces la naturaleza parece estar muy lejos. Pero afortunadamente los vecinos de Los Ángeles tienen suficientes vías de escape. Rocas rojas, lagos centelleantes y vastos desiertos: cinco excursiones desde esta ajetreada metrópolis hasta la paz de la naturaleza.
Jardines de cactus, oasis, imponentes formaciones rocosas y vegetación inusual: el Parque nacional de Árboles de Josué es un auténtico parque desértico. Aquí se juntan nada menos que dos desiertos: el desierto de Colorado y el desierto de Mojave. El parque recibe su nombre gracias a la yuca brevifolia, más conocida como árbol de Josué. Hay docenas de rutas por las que puedes caminar, pero aquí también es posible escalar rocas, montar a caballo y acampar. Consejo: lleva siempre el doble de agua de la que crees que vas a necesitar. En el desierto hace un calor implacable.
La sierra de San Bernardino está a solo dos horas en coche del centro. Esta alta cordillera cuenta con densos bosques y centelleantes lagos. El más grande de ellos es Big Bear Lake, rodeado de espesos pinares. En verano puedes practicar aquí senderismo, acampar y hacer piragüismo. En invierno, la zona se convierte en un paraíso para los entusiastas de los deportes de invierno.
Pequeña pero agradable: Laguna Beach es una de las playas más bonitas de California. Esta extensa lengua de arena está situada justo al sur de la ciudad. Con cuevas, rocas, piscinas de mareas y fantásticas posibilidades para practicar el senderismo, aquí te sentirás como en otro mundo. En South Laguna encontrarás la pintoresca 1000 Steps Beach, mientras que en la pequeña ciudad de Laguna Beach puedes buscar estrellas de mar y otras formas de vida.
Justo al norte del Parque nacional de Árboles de Josué se encuentra la Reserva Nacional Mojave. También un parque desértico, pero muy diferente. Encontrarás las imponentes dunas de arena de Kelso y podrás caminar por un túnel formado por lava. Lo que tampoco querrás perderte es el cañón Hole-in-the-Wall en el medio del parque: una peculiar pared de roca llena de agujeros.
Huertos de frutales, ovejas y granjas: el pintoresco pueblo de Oak Glen es la escapada perfecta de la vida urbana a la rural. A hora y media en coche de Los Ángeles, encontrarás paz, espacio y... frutales en abundancia. El otoño es la estación ideal para hacer una visita a Oak Glen. Aquí los colores otoñales no tienen nada que envidiar a los de Nueva Inglaterra y, además, es la época de la recogida de manzanas. Un paseo de 8 kilómetros de largo te llevará por ranchos, huertos y granjas.
