Según se dice, Turín tiene más chocolateros que Francia y Bélgica juntos. Desde que en el siglo XVI la casa real de Saboya se llevó allí la primera taza de cioccolato a los labios, el asentamiento creció rápidamente hasta convertirse en el latente corazón italiano del chocolate. Aquí nacen las barras de chocolate, el chocolate para untar y los helados de chocolate, así como Nutella, Ferrero Rocher y Kinder. Por tanto, la época de Pascua es el mejor momento del año para visitar Turín, ya que grandes maestros, como Guido Gobino, llenan hasta arriba sus escaparates con huevos de infinitos colores.