Belleza natural en la Columbia Británica
Lagos cristalinos, bosques brumosos, inmensas playas y humeantes aguas termales: en la Columbia Británica, la Madre Naturaleza ha dado el do de pecho.
Lagos cristalinos, bosques brumosos, inmensas playas y humeantes aguas termales: en la Columbia Británica, la Madre Naturaleza ha dado el do de pecho.
La Columbia Británica se encuentra en la costa oeste de Canadá entre las Montañas Rocosas y el océano Pacífico. Con casi un millón de kilómetros cuadrados de bosques, lagos, cascadas y playas, es un paraíso para los amantes del aire libre. Vancouver es la base perfecta para explorar desde aquí la naturaleza de esta provincia. Te hemos seleccionado ya los lugares más bonitos.
Las cascadas de Brandywine son un punto de referencia emblemático situado en la impresionante autopista Sea to Sky Highway cerca de Whistler. Desde el estacionamiento, llegarás andando en 10 minutos al mirador de arriba, pero si realmente deseas disfrutar de la cascada, da un paseo hasta el pie de la misma. Allí el agua truena tras una caída de 70 metros en una profunda poza rociando tu cara.
No apto para personas con vértigo: el estrecho puente colgante sobre el cañón Lynn. A una altura nada menos que de 50 metros, tienes unas maravillosas vistas de todo el cañón. Río y cascada incluidos. Conviene saber que la entrada al puente es gratis. El Parque del Cañón Lynn, con sus árboles centenarios, sus cascadas y sus pozas escondidas, es de obligada visita.
En lo profundo de las aguas de Clayoquot Sound se encuentra Hot Springs Cove. Esta alejada colección de fuentes de aguas termales se encuentra a lo largo de la costa y contrasta enormemente con el frío océano Pacífico. A las fuentes solo se puede llegar en avión o en barco, así que el viaje hasta allí forma parte de la experiencia. Desde Tofino en la isla de Vancouver, puedes llegar hasta allí navegando en una hora y media aproximadamente. Las fuentes varían en cuanto a temperatura (la más caliente es de unos 50 grados centígrados) y son más frías cuanto más cerca están del océano.
La naturaleza está presente por todas partes en la Columbia Británica, incluso en una gran ciudad como Vancouver. El precioso río Capilano fluye a través del norte de Vancouver y del Parque Regional del Río Capilano. Si caminas por aquí entre los majestuosos abetos de Douglas y escuchas la corriente del río de fondo, es difícil imaginar que todavía estés en la tercera ciudad de Canadá.
En un entorno con tanta belleza natural, es difícil designar algo como «lo más bonito», pero el Parque Nacional de la Cuenca del Pacífico no te deja muchas opciones: es uno de los lugares más impresionantes de la Columbia Británica. Escarpadas costas rocosas, bosque tropical húmedo y playas tranquilas dominan este parque que se extiende a lo largo de la costa oeste de la isla de Vancouver. Aquí encontrarás vida marina colorida en innumerables pozas de marea y con un poco de suerte podrás avistar osos negros.
Lagos tan azules que casi parece que hayan sido manipulados con Photoshop: en el Parque Provincial de los Lagos Joffre hay nada menos que 3. El Lago Inferior está a 5 minutos del estacionamiento. Para los Lagos Medio y Superior se necesita un poco más de resistencia, pero en general, puedes haber dado la vuelta entera en unas 3 horas.