En Marsella todo es azul. El mar, el cielo, el color azul de «le Vélodrome», el campo de nuestro equipo de fútbol. Estamos acostumbrados a nadar de marzo a octubre, como si el verano no acabase nunca. Durante todo el año nos encanta subir a bordo de un barco y navegar a una de las calas, donde podemos disfrutar del paisaje marino con una copa de buen vino.
En Les Goudes, una cala muy cercana al centro en coche, se puede alquilar una canoa, andar por una cuerda sobre el mar entre dos rocas, bucear, hacer wind surf o hacer una caminata por la ruta de la costa. Está ubicado dentro del límite municipal, pero parece el fin del mundo.