Puro Quebec
Estilo europeo y murallas centenarias, ruidosas cascadas y vastos bosques llenos de vida silvestre: la provincia francófona de Quebec te cautivará con toda su belleza.
Estilo europeo y murallas centenarias, ruidosas cascadas y vastos bosques llenos de vida silvestre: la provincia francófona de Quebec te cautivará con toda su belleza.
La provincia francófona de Quebec está situada al este de Canadá, con Quebec City como capital (aunque la ciudad de Montreal tiene más habitantes). Esta provincia es la más grande de Canadá y está escasamente poblada con solo 8 millones de quebequenses. Y por eso hay mucho más espacio para una naturaleza de una belleza fascinante. Pero, además de montañas, bosques y ruidosas cascadas, la provincia también ha conservado estupendamente ciudades y pueblos históricos. Te hemos seleccionado una serie de lugares destacados.
Quebec City se considera el corazón palpitante de la Canadá francófona. Aquí, en el estrechamiento del río San Lorenzo, el explorador Samuel de Champlain fundó el primer asentamiento permanente de Nueva Francia en 1608. El casco antiguo con su muralla, la única al norte de México, está considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. No te puedes perder el estilo europeo de sus estrechas callejuelas adoquinadas con sus casas del siglo XVII, sus iglesias antiguas y sus animadas plazas. Prueba una visita al impresionante Château Frontenac: en este elegante hotel de 1893, además de lujosas habitaciones, encontrarás un excelente restaurante y una preciosa coctelería con vistas al río.
La isla fluvial de Orleans se encuentra en el centro del río San Lorenzo, a unos 5 kilómetros al este de Quebec City. Esta isla es considerada el «jardín de Quebec» y, de hecho, en las colinas se cultiva de todo: vino, fresas, manzanas, patatas y flores. Puedes dar deliciosos paseos en bicicleta, ir a un mercado de agricultores aquí y allá y catar los vinos locales. Puedes alojarte en alguno de los numerosos hostales, por ejemplo, en una granja del siglo XVII.
Las cascadas de Montmorency están a solo 15 minutos en coche del centro de Quebec City. Con una altura de 83 metros, estas cascadas son decenas de metros más altas que las famosas Cataratas del Niágara. El sendero conduce al punto más alto del acantilado, desde donde puedes tomar, en un puente colgante, maravillosas fotos de la caída de agua.
En el Parque nacional de Jacques-Cartier, disfrutarás de la naturaleza canadiense virgen, tal como te la imaginas. El parque se extiende sobre montañas y valles fluviales y es el hábitat de alces, renos, osos negros y lobos, entre otros. En los ríos nadan truchas y salmones. Puedes caminar a tus anchas o, simplemente, ir por el agua en kayak, canoa o balsa de aguas bravas.
El río San Lorenzo fluye desde el lago Ontario a través de Quebec y desemboca en la llamada Gaspesia: una península del tamaño de Bélgica. La costa es un paraíso para los amantes de la naturaleza: puedes avistar ballenas, pescar salmones, navegar en kayak por el mar o, simplemente, admirar los escarpados acantilados. El pintoresco pueblecito de Percé, famoso por su formación rocosa frente a la costa, es una base de operaciones ideal.
En las Islas de la Magdalena te encontrarás como en el fin del mundo. Este grupo de islas en la Bahía de San Lorenzo está habitado por solo 13.000 originarios de estas islas, la mayoría de ellos descendientes de náufragos. Algunas casas que encontrarás allí aún están construidas con madera de esos naufragios. Además de las playas de arena blanca, los acantilados rojos y la agreste naturaleza, la cocina local también hace de las islas un destino turístico popular: puedes degustar un delicioso queso blando, pain au chocolat y arenque ahumado.